Escuela de Platón Jean Delville

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domingo, 28 de febrero de 2010

CADUCEO ... SU ORIGEN


El emblema que caracteriza el ejercicio de la Medicina como ciencia e identifica su carácter humanista es el caduceo y el bastón de Asclepio.

En sus representaciones se ve a éste apoyado en su bastón, que en los orígenes era un simple palo que le servía de apoyo y devino en símbolo de autoridad al que se atribuyen dotes para calmar o apaciguar; con una serpiente enroscado.

Surgida de la leyenda que narra el hecho de que mientras Asclepio en sus funciones de médico estaba atendiendo a Glaucus que estaba gravemente enfermo, ve a una serpiente que reptaba hacia su bastón; él la mata y en ese momento otra serpiente se dirigió con unas hierbas en la boca hacia ella, que al tomarlas le devolvían la vida. De ese modo,él conoció las hierbas que resucitan a los muertos y las utilizó en Glaucus.

Esta imagen del bastón con la serpiente se convirtió en un atributo distintivo del dios curativo y ha llegado hasta nuestros días como símbolo de la Medicina.

Bibliografía
Vidal Ledo M., Borroto Cruz E.R. et Delgado García G: El caduceo de la Medicina, símbolo distintivo y emblema oficial de la Salud Pública cubana. Educ Med Super 2004;18(2)
Escudo de la Medicina Cubana.

sábado, 27 de febrero de 2010

Poema de la semana


EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS

Desde la ventana de un casucho viejo,
abierto en verano, cerrado en el invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello
y que por la espalda casi roza el suelo.
Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él solo, a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.
Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.
Desde la ventana del casucho viejo,
siempre sola y triste, rezando y cosiendo,
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
Pero no ve a todos; ve sólo a uno de ellos,
su seminarista de los ojos negros.
Cada vez que pasa, gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo marciales arreos.
Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirle: "¡TE QUIERO..., te quiero!...
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!...
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!..."
A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.
En una lluviosa mañana de invierno
la niña que alegre saltaba del lecho
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos:
por la angosta calle pasaba un entierro.
Un seminarista, sin duda, era el muerto,
pues cuatro llevaban en hombros el féretro
con la beca roja encima cubierto,
y sobre la beca el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos;
los seminaristas iban en silencio,
siempre en dos filas hacial el cementerio,
como por las tardes al ir de paseo.
La niña, angustiada miraba el cortejo:
los conoce a todos a fuerza de verlos.
Sólo, sólo faltaba entre ellos
¡el seminarista de los ojos negros!...
Corrieron los años, pasó mucho tiempo...
y allí en la ventana del casucho viejo
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
recuerda muy triste las tardes de antaño,
¡al seminarista de los ojos negros!...


Miguel Ramos Carrión

jueves, 25 de febrero de 2010

Un poco sobre estética


Estética, en el aspecto filosófico, es la disciplina que trata de lo bello (entendido en el sentido amplio que abarca lo artístico, las diferentes categorías estéticas -sublime, gracioso, lindo, ridículo, trágico, etc.-, lo bello natural, moral y cultural) y los diferentes modos de aprehensión y creación de las realidades bellas. Si se entiende por estético aquello que despierta en el hombre una sensación peculiar de agrado, potenciación expresiva y distensión adherente hacia el entorno, puede definirse la e. como la ciencia de lo estéticamente relevante, a fin de evitar el riesgo de entender lo bello de modo en exceso restringido. Los términos bello y estético no hacen aquí sino remitir a un campo de realidades que la e. debe cuidadosamente precisar. No constituye, por tanto, un círculo vicioso el uso del calificativo estético en la definición de la e., pues en principio tal vocablo no se utiliza en un sentido técnico riguroso, sino en cuanto que alude, de modo elemental y primario, a un determinado género de objetos y experiencias.

Delfos hablo... "No es Apolo si no su Hijo"


Cuando, cansados de funerales, advierten que nada pueden los recursos humanos, nada las artes de los galenos, buscan auxilio del cielo y acuden a Delfos, ombligo del mundo y oráculo de Febo, e imploran al dios que con salutífero oráculo se digne a socorrelos en su desgracia, y ponga fin a los males de tan gran ciudad. Tanto el lugar como el laurel y la aljaba que porta el dios temblaron a la vez, y desde el fondo del santuario el trípode dejó oír estas palabras que impresionaron sus aterrados corazones

Lo que aquí buscas, debiste buscarlo en lugar más cercano; búscalo ahora en lugar más cercano. No es Apolo quien os hace falta para mitigar vuestras penas sino el hijo de Apolo


El Semidios mitad humano y mitad divinidad es planteado como lo describe Ovideo

Con el aspecto que suele tener en su templo, y empuñaba con la izquierda un rústico bastón y con la derecha se mesaba el pelo de su larga barba, y con el corazón sosegado pronunciaba estas palabras: ¡No temas! Iré y dejaré mis imágenes. Tú solo fíjate bien en esta serpiente que con sus anillos se enrosca en mi bastón y no la pierdas de vista hasta que seas capaz de reconocerla. En ella me transformaré, pero seré mayor y parecere tan grande como deben parecer los celestiales cuando se transforman


Asclepio curaba a traves de sueños profundos, desde el interior del ser humano... muchos dicen inspirador de la teoría de sueños Freudeana, sin embargo bajo este mito deja claro una cosas.

Principio de un semidios es el encargado de la salud, lo que le confiere responsabilidad al ser humano de está; así también comprensión... Ya que es HUMANO...



FRAGMENTOS: OVIDEO: METAMORFOSIS

¿Qué es un Asclepeión?


En la Antigua Grecia, un Asclepeion (o asklepieion) era un «templo curativo», consagrado al dios Asclepio.

Hacia el 300 a. C., el culto de Asclepio llegó a ser cada vez más popular. Los peregrinos acudían en gran número a los asclepeia para ser curados. Dormían toda la noche y contaban sus sueños a un sacerdote al día siguiente. Éste prescribía una cura, a menudo una visita a los baños o a un gimnasio. Puesto que las serpientes estaban consagradas a Asclepio, fueron usadas a menudo en los rituales de curación. Las serpientes no venenosas eran dejadas reptar en el suelo de los dormitorios donde los enfermos y heridos dormían